
NUEVA YORK. Tan mal ha sido la temporada de los Yanquis de Nueva York, que la esposa del presidente del club Randy Levine le puso protectores de burbujas a los controles remotos de televisión para que nadie le causara daños a los muebles de la casa. Cuesta creerlo, considerando su nómina de 200 millones de dólares, pero el equipo más reconocido de las Grandes Ligas se perderá los playoffs, tras 13 apariciones consecutivas en la postemporada.
Se quedarían cortos por una, del récord fijado por los Bravos de Atlanta entre 1991-2005. La última vez que los Yanquis no avanzaron a los playoffs fue en 1993.
El equipo de entonces tenía como titulares a gente como Mike Stanley y Pat Kelly, junto a un juvenil Bernie Williams, Don Mattingly, Paul O'Neill y Wade Boggs. Derek Jeter tenía 19 años y daba sus primeros pininos en las menores, compañero en Clase A de un pitcher abridor panameño de 22 años, Mariano Rivera. Andy Pettitte tenía 21 años y estaba en otra sucursal de Clase A, donde le lanzaba al puertorriqueño Jorge Posada, un receptor de 22 años.
Los cuatro pasaron a formar el núcleo de la última dinastía de las mayores en el siglo pasado. Pero, este año, Nueva York se desplomó como un castillo de naipes y su Yankee Stadium cerrará sus puertas el domingo sin juegos en octubre en su última temporada. "Nuestros jugadores titulares no rindieron a su nivel habitual", se lamentó el gerente de los Yanquis, Brian Cashman. "No todos. Pero yo diría que como equipo, en general, la hemos pasado mal por las lesiones y al rendir por debajo de lo normal". Tras conquistar la Serie Mundial en el 2000, su tercera en fila y cuarta en cinco años, los Yanquis no han vuelto a la cúspide.
Sucumbieron en los clásicos del 2001 y 2003, fueron eliminados en la segunda ronda de los playoffs en el 2004 y no sobrevivieron la primera en el 2002 y en las últimas tres campañas. En 2007, su racha de nueve títulos consecutivos como campeones del Este de la Liga Americana tocó punto final. El equipo de este año nunca despegó y cuando los Medias Rojas de Boston ganaron los dos primeros juegos de su última visita al Yankee Stadium, a fines de agosto, la suerte de los Yanquis quedó sellada.
Esto no era lo que Joe Girardi se esperaba en su primer año como mánager. Girardi reemplazó a Joe Torre, quien se fue tras 12 temporadas, indignado cuando le ofrecieron un contrato de un solo año.
Torre se fue a dirigir a los Dodgers de Los Angeles y los tiene a un tris de la postemporada. ¿Qué pasó con estos jugadores? ¿Cómo un equipo tan talentoso pudo decepcionar de semejante manera? Los Yanquis le echan la culpa a las lesiones. Chien-Ming Wang, ganador de 19 juegos en cada una de las dos pasadas temporadas, tenía foja de 8-2 cuando se lastimó en un recorrido de bases en junio en Houston, y no volvió a lanzar más en el año.
El año pasado, los Yanquis lideraron las mayores con 5.98 carreras por juego. Este año, el promedio es de 4.80. La última vez que se dio un declive tan pronunciado fue en 1922. Hay jugadores entrados en años.
¿Serán menos productivos? ¿Este año ha sido una excepción o marcó una realidad?". Posada sólo tiene 22 remolcadas en 168 turnos al bate en un año interrumpido el 30 de junio para operarse el hombro. Hideki Matsui apenas cuenta 45 impulsadas en 334 viajes al plato, y deberá operarse la rodilla. Melky Cabrera perdió su puesto en el jardín central y fue enviado a las menores el 15 de agosto. Su compatriota dominicano Robinson Canó anduvo a los tumbos casi toda la campaña y hace poco Girardi lo sacó de un juego por actuar a desgano. La cuota de impulsadas de Alex Rodríguez cayó de 156 a algo más del centenar, y no pasa de la docena de remolcadas tras el séptimo episodio.
Hasta Jeter anduvo mal. Luego de recibir un pelotazo en la mano de Daniel Cabrera, de Baltimore en mayo, el capitán yanqui, se vio inmerso en una bache de cuatro hits en 40 turnos. ¿Jugó lesionado? "Es posible, porque realmente dejó de conectar bien la pelota durante una significativa parte a mitad del año", afirmó David Cone, comentarista de la YES Network. Jeter insiste que estuvo bien.
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